“Un tropezón subidón no es caida”
A convertirse en un comprador inteligente, se aprende.
Son muchas las veces en las que volvemos a casa con una bolsa de una compra que no resultó ser tan genial como suponíamos. A ese tipo de compras yo las denomino SUBIDÓN, y me atreví a definirla como en los diccionarios: del lat. “habemus clavo en puerta” Dícese de la acción de comprar un item inutil para el vestidor personal. Un verdadero clavo, un chasco, un fiasco, un error, un tropezón. Pero no todo es oscuridad y tristeza en esta historia, acompañame que de todo esto va a salir algo bueno, confía en mí.
Bien, ya sabemos que un subidón es esa famosa COMPRA DE IMPULSO, pues no estábamos 100% seguros y algo nos nubló el razonamiento, como ser:
- el “precio promocional” (lo pongo entre comillas pues para los que vivimos en ARG sabemos que nunca estamos del todo seguros de si es realmente una promoción o es verso)
- la posibilidad de pagar en cuotas con la tarjeta de crédito,
- un determinado % de descuento abonando en efectivo,
- etc, está visto que para captar al comprador las tiendas son capaces de entregar un familiar a cambio como mano de obra esclava.
No hay que desanimarse y castigarse con las famosas frases del tipo: “me quiero matar” “acabo de tirar la plata” “este sweater es incombinable” “a quien le regalo esto?” y aprender del error, como dicen por ahí: se aprende más de los errores que de los aciertos. Lamentablemente es mucho más fácil visibilizar el aprendizaje en el error, que en el acierto. Lo repito para que quede claro, hasta las personas más estilosas y con vestidores de ensueño sucumbieron ante “prendas del demonio”.
Entonces, ahora la clave estará en salir de la zona de la queja y entrar en fase ANALITICA, como dicen las abuelas “no sirve de nada llorar sobre la leche derramada”. Ser un comprador inteligente representa comprar aquello que: te representa, te hace feliz, te es funcional al vestidor (ofrece múltiples combinaciones y ocasiones de uso), es de buena calidad, te va a acompañar unos cuantos años, y otras tantas virtudes. Podría surgir la pregunta: Tiene que ser una prenda de los famosos “básicos de fondo de armario”? no! no necesariamente, pues seguramente nuestro estilo vaya más allá de los límites un tanto obtusos que ofrece el término “básicos de armario” (otro día hablaremos de ellos).
Vamos con un ejemplo: en mi caso una compra inteligente podria ser cualquier item que sea de animal print, pues es algo que me define, que forma parte de mi paleta de color, me hace feliz y soy bastante creativo para encontrarle muchas posibilidades de uso, entonces para mi representaria un clavo comprar un panuelo en tonos fluo solo porque esta en oferta o porque lo vi bien presentado en una tienda, o porque alguien que me acompañaba me dijo “te queda super” al ver que me lo probaba. En situaciones así es donde debemos aplicar la razón y no la emoción, mirarnos al espejo y pensar si realmente va a ser un ítem que va a aportar algo de valor en mi vestidor, o se va a transformar en uno más de los pañuelos dentro del contenedor de los pañuelos. Como siempre le digo a mis clientes, que la tienda física u online no te domine, dominala vos a ella, no te dejes llevar por lo que un vendedor te venga a decir, tené vos la ultima palabra, probate, sacate fotos, hace videitos, dejalo en el carrito en espera, y luego volvé por ese ítem solo si estas 100% segurx de que va a ser una súper compra.
Si se me permite un tip mas, al volver a mi casa con una compra, siempre me tomo unos dias y dejo la bolsa “en observación” la tengo ahí, no le saco la etiqueta ni tiro ningun comprobante, la dejo a la vista, en el tintero como quien dice, en espera, aguardando para chequear si realmente se va a quedar. Me gusta tomarme el tiempo de prepararme el mate, poner buena música y armar 3 o 4 looks con esa prenda frente al espejo, y cerrar, recién ahí, la experiencia de compra felicitándome con un: “marian que buena compra hiciste”. Porque para castigarnos ya existe mucho en esta vida, entonces mientras podamos, disfrutemos de vestirnos y de vernos lindos y a gustos con nosotros mismos, y si la pifiaste con un “subidón” no te preocupes que no es una caída, es solo un tropezón.